La Guerra del Sonido

Hoy vamos a hablar de la llamada Guerra del Sonido, un fenómeno que ha causado pérdidas de calidad en las grabaciones más antiguas remasterizadas en CD. Estas remasterizaciones características de la época de la Guerra del sonido intentaban aprovechar un curioso efecto que se produce en el cerebro humano al escuchar música; el hecho de que ha evolucionado para prestar más atención a los sonidos más fuertes. De ahí el término Guerra del sonido.

Discográficas vs. Música

Para aprovechar este efecto, las compañías discográficas graban, producen y emiten música elevando progresivamente el volumen todos los años. Los productores son forzados a exprimir al máximo los volúmenes de las piezas, haciendo que hasta las partes más suaves suenen muy fuertes, dejando a las fuertes sin  margen o “rango”. Debido a esta absurda Guerra del sonido, la música pierde cada vez más rango dinámico y propicia la fatiga tanto física como mental en el oyente, dado que se hace monótona y plana.

En este vídeo se explica tanto el proceso de compresión del sonido de una manera gráfica, como un par de ejemplos del antes y el después. Está basado en la introducción de un tema de Paul McCartney:

Vinilo vs. CD

 Muchos recordaréis (y si no, os lo recuerdo ahora) que hace unos años, el CD se criticaba por perder la “calidez” del sonido. Esto es; las imperfecciones, el rango, los matices. Precisamente ésa era una de las ventajas que esgrimían los fabricantes: la capacidad del CD para reproducir sonidos extremadamente fuertes y extremadamente débiles sin problemas de ruido de fondo. Con el vinilo, en cambio, había impedimentos incluso físicos: si el sonido era demasiado grave, la aguja podía saltar del surco.

No obstante, el empeño de las discográficas por “quedar por encima de los demás”, hizo aumentar el grado de compresión hasta límites insospechados, haciendo que tanto los sonidos fuertes como los suaves sean “aplastados” por igual, matando las diferencias y dando como resultado música monótona y agotadora.

Por fortuna, diversas personalidades e influyentes del mundo de la música han reaccionado contra este despropósito. Ya en 2.006 señalaba el productor e ingeniero Erik Wofford: «Si los sonidos fuertes son igual que los suaves, se destruye toda emoción o dinámica de la banda». En efecto, Wofford mantiene que debe existir en toda grabación lo que los ingenieros llaman «olas», con sus crestas, picos y valles. Lo que sería un proceso natural, con sus ciclos de calma y tensión. Pero, debido a esta Guerra del sonido, si buscamos las formas en las canciones grabadas hoy en día sólo podemos observar ondas cuadradas, con los valles prácticamente desaparecidos, lo que provoca que no podamos oír los detalles.

En conclusión

Creemos que, debido a esta Guerra del sonido, una gran parte del potencial de la música, que es la de expresar matices, cambios de tensión e intensidad, y por tanto, de crear estados de animo, está siendo mutilado por las discográficas y su afán por engordar sus cuentas de resultados. Pero tranquilos, los audios de nuestros vídeos están masterizados siguiendo una filosofía totalmente contraria a esto.