Billy Elliot
17 años después del estreno de la película, el musical de Billy Elliot llega al Nuevo Teatro Alcalá de Madrid.
¿Quién es Billy?
La historia de Billy se ambienta durante la huelga de los mineros del Reino Unido de 1984. Billy, hijo de minero, descubre su pasión por el baile. No será difícil para él seguir su pasión, tanto por la situación social del pueblo donde vive, como por los prejuicios de la gente hacia un niño que solo quiere bailar.
Una historia de Baile contada a través del baile.
El musical es una adaptación bastante fiel a la película. Aunque hay algunas licencias en el guión, la historia se cuenta exactamente como la recordabas, además de incluir todas las escenas importante. En la obra vemos caras conocidas como las de Natalia Millán, Adrián Lastra y Carlos Hipólito, junto con un elenco menos conocido (¡¡sobretodo por tratarse de bailarines de menos de 15 años!!).
Toda la obra está protagonizada por actores que tienen la edad de sus personajes, cosa que es agradecer (es decir, los niños son niños; los adultos, adultos). La obra dura alrededor de 3 horas ( con un descanso de 20 minutos), y no recuerdo una escena en la que Billy no aparezca. Eso quiere decir que un muchacho artista de 13 años actúa, canta y baila durante tres horas ( con razón la obra cuenta con 7 actores»Billies» para poder soportar el ritmo de representaciones)*. Solo eso merece que uno se levante del asiento. Pero aún hay otras cosas por las que aplaudir.
*En el pre-estreno, el papel de Billy fue interpretado por Óscar Pérez. Michael, interpretado por Beltrán Remiro, se comió el escenario en sus escenas de baile.
La escenografía es algo de mención, no tanto por la calidad y ambientación, que también, si no por las transiciones tan orgánicas y espectaculares que se producen entre escenas.
El problema de convertir una película dramática en un musical se solventa bastante bien. Personalmente la historia de Billy me emocionó mucho más que el problema minero. Aunque ambas tienen importancia en la obra y comparten tramas comunes (igual que en la película), quizá la emoción dramática se perdía al entonar las canciones (de Elton John) traducidas demasiado literalmente, donde en ocasiones (sobretodo al inicio) costaba entender la letra. Es difícil convertir una película tan dramática en un musical que emocione , entretenga y te haga bailar. El musical de Billy Elliot lo consigue casi en su totalidad.
En resumen, una obra muy entretenida, que baila entre el drama y la comedia, con números musicales de alto nivel. Yo salí de allí bailando, dicho queda.
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